A pesar de que el título puede sonar absurdo, lo único ‘absurdo’ en ‘Von Lustig, el hombre que vendió la Torre Eiffel’, la obra que mañana sábado, 29 de abril, a las 20:30 horas, representará Los Absurdos sobre el escenario del Teatro Juan Bravo de la Diputación es, precisamente, el nombre de la compañía. Por lo demás, el montaje relata la historia real de Víctor Lustig, uno de los grandes estafadores, entre París y Nueva York, del primer cuarto del siglo veinte.
Dirigida por Natalia Hernández y escrita por Alfonso Mendiguchía, quien junto a Patricia Estremera protagoniza también la obra, ‘Von Lustig, el hombre que vendió la Torre Eiffel’ comienza en 1947, en el momento en que un hombre muere por una neumonía hipostática en un centro médico estadounidense para prisioneros federales, aunque está ambientada en la primavera parisina de 1925, momento en el que se cierra la mayor estafa conocida del siglo veinte: la venta, por duplicado, de la Torre Eiffel.
Es Kikí, la ingeniosa meretriz responsable de introducir años antes a Víctor Lustig en el difícil arte del engaño, quien se encarga de presentar al público al protagonista de la historia, revelando algunos de los detalles de la vida de Von Lustig, previos a la gran venta que le hizo pasar a la posteridad. Así, la obra va revelando cómo Víctor conoció a sus primeros maestros, cómo preparó y estudió su histórica estafa y cómo eligió el momento en el que dar el golpe y, por supuesto, qué le llevó a escoger a su víctima.
Para Los Absurdos, cuyos componentes descubrieron la historia de Víctor Lustig prácticamente por casualidad, la obra, a la que los segovianos podrán asistir por un precio de entrada de 12 euros, reflexiona sobre los verbos ser, tener y parecer. “Con ellos nos ha vuelto en sueños la imagen de Víctor Lustig como una expresión surrealista, o quizá no tanto, de la encarnación de los verbos en feliz y delincuente armonía”, subrayan, considerando, además, que la gente trata a otras personas según quienes creen que son y afirmando que “el mundo de la apariencia ha vencido al mundo real y hay quienes han sabido sacar provecho de esto”. “Por supuesto, hay que valer para hacerlo bien”, matizan los componentes de una compañía que lleva más de una década haciendo bien las cosas sobre los escenarios y que ya estuvo en el Teatro Juan Bravo hace un año, dando a conocer el sabor de lo ‘Gruyère’.